Unas sonrisas picaronas, unas miradas cómplices, unas caricias cariñosas, unas palabras amables. Varios minutos de silencio, soplos de aire nuevo enredados con viejas costumbres. Un "hasta luego" que signifca "adiós", y un "sí" que significa "para siempre".
Unos y otros. Todos juntos, reunidos, conversando, contando, explicando, recordando y planeando. Sintiéndose especial, juntos en una burbuja de humo dentro de un bar lleno a rebosar. Música de fondo. Ella nunca puede faltar, es el nexo de unión, la suave cuerda que nos ata. ¿Recordaremos este momento? Quizás. Seguro, y dentro de no mucho tiempo.
Las horas pasan, las confidencias aumentan y también la confianza. Vienen los susurros al oído, los besos desinteresdos, pero siempre con melodía. La amistad, esa tan deseada por todos y tan escasa para muchos, se convierte en la protagonista de la noche. Pero, ¿lo será a la mañana siguiente? Espero que sí.
Pero todo termina, y la vuelta a casa se hace inminente. Mejor pronto y con la cabeza en alto, que tarde y sin memoria. ¿O quizás no? La cama se convierte en el paraíso, y el sueño en el mismísimo diablo. Nos creemos héroes de la noche, dioses del buen rollo. A la mañana siguiente nos damos cuenta de que somo simples mortales.
Unos y otros. Todos juntos, reunidos, conversando, contando, explicando, recordando y planeando. Sintiéndose especial, juntos en una burbuja de humo dentro de un bar lleno a rebosar. Música de fondo. Ella nunca puede faltar, es el nexo de unión, la suave cuerda que nos ata. ¿Recordaremos este momento? Quizás. Seguro, y dentro de no mucho tiempo.
Las horas pasan, las confidencias aumentan y también la confianza. Vienen los susurros al oído, los besos desinteresdos, pero siempre con melodía. La amistad, esa tan deseada por todos y tan escasa para muchos, se convierte en la protagonista de la noche. Pero, ¿lo será a la mañana siguiente? Espero que sí.
Pero todo termina, y la vuelta a casa se hace inminente. Mejor pronto y con la cabeza en alto, que tarde y sin memoria. ¿O quizás no? La cama se convierte en el paraíso, y el sueño en el mismísimo diablo. Nos creemos héroes de la noche, dioses del buen rollo. A la mañana siguiente nos damos cuenta de que somo simples mortales.
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