miércoles, 24 de marzo de 2010

Palabras del pasado


Es curioso, pero me pasa muy a menudo. Hay palabras que me traen buenos recuerdos y se convierten en palabras añoradas. Es raro, a lo mejor sólo me pasa a mí, pero no creo que sea tan especial.

Hoy, con una simple palabra, toda mi niñez ha venido a mis recuerdos. "Mimbre". No es una palabra especial, no entraña ningún significado confuso. Pero es bonita, ya no solo por las letras que la forman sino por las historias que guarda.

Esta palabra hace que eche la vista atrás, 10 años atrás. O quizás algunos más. Yo tenía una silla de mimbre, era "MI" silla de mimbre, mi trono, mi confesionario. Era una silla pequeña, y no tenía otra caracterísitca mas que estar hecha con ramas de un arbusto, de un mimbrero. Hacía un ruido curioso, agudo, molesto. Si alguien se sentaba en mi silla, yo me enteraría. Su ruido era una especie de alarma. En ella me sentaba a leer, a ver la tele, a pintar...era mi compañera de ocio y trabajo.

Además el mimbre me recuerda a mi madre. Ella siempre ha tenido alguna canastita de este material en casa. Bien en el baño para colocar las pinturas, bien en la cocina para colocar el pan, bien como cesto donde meter la ropa de planchar. En mi casa siempre ha habido algún cesto de mimbre, como en otras muchas. Hoy también los hay.

"Mimbre". Aunque sólo se trate de un material, para mí es algo más, es una evocación a la paz, a la tranquilidad, a la simplicidad de las cosas y, a la vez, al trabajo que implica, a la importante y dura labor que realizan los artesanos.

También lo olores me llevan a días pasados...Pero eso lo dejo para otro día.

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