
Hoy, las personas que compartimos algún momento de nuestra vida con él hemos ido a despedirlo. Y mientras estaba en la iglesia me di cuenta de una cosa: cada uno recoge lo que siembra. El templo estaba lleno, todos estaban allí para apoyar a la familia y para decir adiós a un gran hombre. Y de repente pensé: "me gustaría que el día de mi funeral hubiera tanta gente como aquí". Realmente le querían, realmente le apreciaban, realmente se le va a echar de menos.
La culpa de todo la tiene una terrible enfermedad, la enfermedad del siglo XXI, esta enfermedad de la que ni el más sano se salva: el cáncer.
La vida es muy corta, lamentablemente para este hombre fue así. No podemos saber cuánto tiempo vamos a tener para disfrutar de los pequeños momentos, para disfrutar de las personas que queremos y a los que realmente les importamos.
Antes no me atreví a acercarme a su familia, quería respetar su momento, su recogimiento. Desde aquí: LO SIENTO.
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