lunes, 29 de marzo de 2010

Por culpa de una barbacoa


Ayer no pude escribir nada, no pude plasmar mis pensamientos en un post. No tuve tiempo. Desde que me levanté hasta que me acosté anduve de aquí para allá, ayudando a mi madre en casa y disfrutando de la familia y de una buena barbacoa. Y es que los domingos suelen ser un día familiar, de reunión y de intensas conversaciones.

Estuvimos en casa mi tío. Hicimos una pequeña barbacoa para aprovechar el maravillosos día que se despertó ayer aquí, en El Puerto. No paré de comer en todo el día, ¡cómo se nota que estamos de vacaciones!

Pero hoy hemos vuelto a la rutina. Así que vuelvo a escribir, a comer menos y a cuidar más de mi hermano. Como veis, nada interesante. Es muy difícil contar algo nuevo cada día, tratar de descubrir nuevas ideas, de destapar algunas verdades o de ser capaz de mostrar nuevos pensamientos.

Envidio la imaginación de algunos, la capacidad de innovar y de fascinar a todos. Esa nunca fue mi virtud (la verdad que todavía no sé cuál es mi virtud). Lo cierto es que, con todas las cosas que pasan en el mundo, yo no soy capaz de mostrarlas aquí.

Cree este blog con la intención de hablar de cosas que me ocurrieran o que me pasaran por la cabeza. Porque para hablar de la realidad ya están los periódicos ¿no? Pero creo que es necesario mostrar parte de esa realidad, de esos acontecimientos que están ocurriendo a nuestro alrededor. Corrupción, terrorismo, reproches, secuestros, asesinatos... Escuchamos tantas tragedias a diario que no nos vendría mal escuchar cosas más gratificantes.

En lo sucesivo trataré de aportar alguna dosis de relidad retocada con tintes idealistas o de imaginación.

El próximo domingo no fallaré.


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