Espero que me cierre la maleta. Sólo me quedan unas horas para coger la guagua (autobús) e irme a casa. ¡Por fin llegan las vacaciones!
No soy una apasionada de la Semana Santa, pero voy a ver algunas procesiones, sobre todo porque a mi hermano pequeño le gusta mucho ver a los penitentes. Pasamos un rato divertido viendo como los niños recogen la cera derretida de las velas y las van amontonando en una enorme bola, que crece y crece año tras año.
Me encanta como se pone el centro de la ciudad. Todo el mundo sale a la calle (haga frío o salga el sol). Las aceras están repletas de puestos de chucherías y los niños no paran de pedir cosas. La luz de las velas de los penitentes marcan el camino y el silencio se apodera de todos. Las calles se convierten en una alfombra de colores auspiciadas por los gorros de los penitentes: morados, rojos, azules, negros, blancos... Y el olor a incienso se convierte, por unos instantes, en el único protagonista, junto con la imagen de la Virgen y el Señor.
A pesar de mi poco entendimiento sobre estas fiestas, me gusta ver como la gente se entrega a ellas, como muchos siguen adelante gracias a la fe que estos días pulula por la calle. Espero que todos pasemos estas fiestas con alegría y respeto.
Por ahora, voy a intentar cerrar la maleta.
No soy una apasionada de la Semana Santa, pero voy a ver algunas procesiones, sobre todo porque a mi hermano pequeño le gusta mucho ver a los penitentes. Pasamos un rato divertido viendo como los niños recogen la cera derretida de las velas y las van amontonando en una enorme bola, que crece y crece año tras año.
Me encanta como se pone el centro de la ciudad. Todo el mundo sale a la calle (haga frío o salga el sol). Las aceras están repletas de puestos de chucherías y los niños no paran de pedir cosas. La luz de las velas de los penitentes marcan el camino y el silencio se apodera de todos. Las calles se convierten en una alfombra de colores auspiciadas por los gorros de los penitentes: morados, rojos, azules, negros, blancos... Y el olor a incienso se convierte, por unos instantes, en el único protagonista, junto con la imagen de la Virgen y el Señor.
A pesar de mi poco entendimiento sobre estas fiestas, me gusta ver como la gente se entrega a ellas, como muchos siguen adelante gracias a la fe que estos días pulula por la calle. Espero que todos pasemos estas fiestas con alegría y respeto.
Por ahora, voy a intentar cerrar la maleta.
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