Tras seis meses de ausencia, retomo la escritura. Lo cierto es que en este tiempo me han pasado algunas cosas, de hecho, mi vida ha cambiado por completo. Pero bueno, lo más importante que debo mencionar es que por fin y tras cinco maravillosos años, soy periodista. No sé si esto de ser licenciada significará algo o no en mi futuro, pero de momento es mi mayor logro. Estoy deseando poder en práctica estos cinco años de teoría, pero lo veo complicado, pues la situación actual del país no es precisamente las más idónea, y las de los medios de comunicación tampoco.
En fin, no sé que me deparará el destino, pero lo más inmediato que pido es poder tomarme un café con un amigo. Llevo tres meses alejada de la vida social, (solo durante tres semanas he conseguido sentirme bien) "encerrada" en mi casa con la única misión de mantenerla limpia y de cuidar de mi hermano. Los currículums que envío no reciben respuesta y mis amistades, por circunstancias de la vida, no residen en mi misma ciudad.
Y tras estos tres meses he llegado a una conclusión: qué difícil es hacer nuevos amigos en un lugar en el que ni estudias ni trabajas y además resides en una urbanización casi solitaria que solo recibe visitantes durante el verano (la mayoría matrimonios con hijos que viene a disfrutar de la playa). Y así estoy yo, relacionándome con mi familia y desahogándome a escondidas, bien con llantos a la almohada bien con letras en este blog.
Pero he tomado una decisión, el próximo 12 de octubre cojo camino, destino Santander, pero antes de llegar haré una breve pero intensa parada en Salamanca, a mi antigua vida para poder ver si puedo rescatara algo de ella.
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